Aclarar la conceptualización de estos términos se hace necesario para entender una de las violencias contra las Mujeres, cuando son Niñas, como es el Abuso Sexual Infantil (ASI) que se ha visibilizado en los últimos tiempos a fuerza de promover los Derechos de la Infancia, los Derechos Humanos Sexuales y Reproductivos y presionar para hablar de estos delitos de violación de derechos humanos en la Infancia.
A los adultos que sienten una atracción sexual, violan, explotan e incluso matan a niños y personas menores de edad se les suele calificar indistintamente de pederastas o pedófilos. Sin embargo, ambos términos proceden de conceptos griegos distintos y no deberían ser utilizados como sinónimos.
Iniciaremos entendiendo que la Pedofilia es una parafilia, o sea un trastorno sexual-mental y NO es una Orientación Sexual, ya que no existe la orientación sexual hacia niñas o niños. Hay una gran diferencia entre una orientación sexual y una parafilia, en este caso la Pedofilia.
La Orientación Sexual es un componente de la personalidad sexuada y alude a la atracción erótico-afectiva que una persona siente por otra persona, de uno u otro sexo o de ambos, atracción que es manejada mediante el acuerdo de las partes involucradas libremente, sin violencia ni coacción. En este sentido vale aclarar que solo existen dos sexos humanos: machos y hembras, que devienen en hombres y mujeres, en un proceso de construcción psicosocial-sexuado. Existen por lo tanto solo tres Orientaciones sexuales, la heterosexualidad, la homosexualidad y la bisexualidad. Este proceso biopsicosexual de la orientación sexual se inicia durante la concepción, al iniciarse la constitución del sexo del feto y pasa por el desarrollo integral de la persona, para terminar con la muerte. Es un proceso histórico dialéctico, desde el punto de vista de la persona, su historia individual y desde una época y un momento histórico colectivo, que le da el marco y contexto a ese desarrollo, la historia colectiva.
La palabra ‘pedofilia’ proviene del griego páis, —niño— y filia, que se traduciría como amistad, amor o afecto espiritual. En la Antigua Grecia, era una práctica común que los púberes tuvieran relaciones sexuales con sus docentes para promover los lazos entre ambos y a esto es a lo que se llamaba pedofilia. Los pedófilos, o paidófilos son aquellas personas que sienten deseo por prepúberes. Algunos lingüistas afirman que aquellas personas que sienten atracción sexual hacia niños y niñas podrían calificarse como ‘paidionófilos’, que serían aquellos que aman anímicamente a los niños.
Por el contrario, el vocablo pederasta proviene de eraõ (amar con pasión) y paídes (plural de páis) y hace referencia a , en su gran mayoría hombres, que llevan a cabo acciones de abuso sexual a menores. La principal diferencia que se ha ido remarcando durante los últimos años es que un pedófilo siente una atracción por menores pero no tiene porqué llegar a desembocar en una acción concreta o consumación de dichos deseos. Por otro lado, un pederasta sí ejecuta la acción de abuso sexual.
La Pedofilia, como trastorno sexual se refiere a la excitación o el placer sexual que obtiene una persona adulta o adolescente, mayor de edad, al llevar a cabo actividades o al tener fantasías sexuales con niñas/os menores, generalmente de entre 6 y 11 años (infancia y pre-adolescencia especialmente). Esa atracción hacia niñas, niños y adolescentes (NNA) se experimenta en la persona con Pedofilia, aún cuando sabe que NNA no tienen la capacidad de comprender o corresponder ante sus deseos sexuales, por lo que implica abuso sostenido y violencias. De allí que esta práctica sexual genera en NNA confusión, miedo, sufrimiento emocional, acercamiento negativo a la sexualidad y secuelas traumáticas a futuro por el daño físico, psicológico y sexual que se les infringe. La Pedofilia conlleva, para la persona que la presenta, aspectos mentales, físicos, sociales, éticos, morales, institucionales, legales, de actitud, de acciones, de educación sexual, de violencia, de control de las pulsiones propias, de abusos, de manejo de los límites, de valores de género y otros aspectos. Hay dos tipos de pedofilia: una primaria o esencial, muy arraigada en el sujeto y otra secundaria que aparentemente se activa por factores circunstanciales.
Ahora bien, es necesario diferenciar entre la pedofilia que como ya dijimos, es una parafilia, o sea un trastorno mental de carácter sexual caracterizado por fantasías sexuales recurrentes y presuntamente inevitables con NNA, (el DSM-V, la clasifica como trastorno psiquiátrico), considerada como una condición de salud mental mientras no exista acercamiento con abuso físico, psicológico y sexual contra una niña/o y/o adolescente. Ya que al cruzar esta barrera, y existir este hecho en la práctica, al consumar esta conducta contra una niña/o u preadolescente estamos hablando de Delito Sexual.
Mientras que la pedofilia se define como una parafilia, un tipo de trastorno sexual caracterizado por fantasías y excitación sexual intensa y recurrente con prepúberes (generalmente menores de 13 años), la pederastia es, una práctica delictiva que conlleva el abuso del o la menor y que provoca graves repercusiones en el desarrollo psicológico, social y sexual de la víctima. No todos los pedófilos tienen porqué ser pederastas.
Este delito se define como la Pederastía, la que refiere una práctica sexual que implica conductas y/o acciones que además de incluir la propia Pedofilia como trastorno mental-sexual subyacente, incluye la intensión de parte de la persona pederasta de ejecutar una práctica delictiva que tiene consecuencias y que provoca daño en las víctimas, con graves repercusiones en el desarrollo psicológico, social y sexual de las niñas, niños y adolescentes que son objeto de estas violencias sexuales.
La Pederastia es siempre una forma de violencia sexual contra la infancia y contra las Mujeres,siendo las Niñas las más afectadas y perjudicadas, con estas prácticas delictivas, al ser objeto de preferencia entre los Abusadores Sexuales, Pederastas o Delincuentes Sexuales.
Es muy importante aclarar que podríamos decir que todos los Pederastas son Pedófilos, pero NO todos los Pedófilos llegan a ser Pederastas. Muy importante agregar que, no todos quienes practican el Abuso Sexual Infantil, tienen el trastorno, muchos de estos depredadores sexuales que se encuentran en el entorno inmediato de sus víctimas, son hombres comunes y corrientes: padres, hermanos, abuelos, tíos, padrinos, con un grado muy alto de machismo y desprecio hacia las mujeres en toda su línea de vida: niñas, adolescentes, adultas y ancianas.
En nuestra cultura heteronormativa y machista, existen elementos que sirven de base a estos delitos sexuales contra la infancia, en especial contra las Niñas. Es muy importante tomar medidas preventivas, en la familia, escuela y medios de comunicación, para proteger a las Niñas, Niños y Adolescentes de estos depredadores sexuales y de estos delitos.
Existe también la figura del agresor dual, aquel que consume contenido sexual infantil y que además abusa físicamente del o la menor. El 72% de los agresores duales penados —según Montiel, investigadora de VICRIM— poseía imágenes cotidianas de menores, es decir, sin contenido sexual, lo cual alerta sobre el contenido que subimos en redes sobre la figura de los menores.
Hasta la fecha los datos de estudios realizados en cuanto al riesgo de que un pedófilo que consume imágenes de explotación infantil llegue a abusar de un niño, son contradictorios. Se necesitan muestras más amplias para llegar a resultados concluyentes.
La mayoría de las personas con pedofilia no suelen buscar tratamiento precisamente porque son conscientes de que las personas en general no parecen notar la diferencia entre: sentirse involuntariamente atraído sexualmente por niños pequeños y molestar o agredir sexualmente a niños.
No buscar la ayuda de un especialista es precisamente lo que puede conducir a que un pedófilo pase de la simple atracción a la agresión sexual de niños como hecho más probable.
El último caso es un delito sexual y un grave error moral. "Si el objetivo es proteger a los niños del daño, como debería ser, entonces deberíamos dejar de estigmatizar la pedofilia per se y comenzar a estigmatizar (o seguir estigmatizando) a aquellos que realmente abusan sexualmente de los niños por cualquier razón, ya sean pedófilos o no", escribía el investigador de Ética y Política de la Universidad de Oxford Brian D. Earp en el blog Practical Ethics.
En otras palabras, los pedófilos no infractores no deberían ser estigmatizados siempre que no ofendan, ni se confundan con agresores sexuales. En cambio, se les debería alentar a buscar tratamiento para su trastorno antes de que provoquen daño a los niños, algo que, según Earp, solo sucederá si podemos mantener clara la diferencia entre ambos casos.
Créditos Bibliográficos:
« https://www.muyinteresante.es/ »
« https://observatorioddhhmujeres.org/ »