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Tradicionalmente, se veía como una obligación estar casado con una persona del sexo opuesto y formar una familia. Hoy en día, los tipos de vínculos afectivos tienden a priorizar la libertad individual. En este contexto, surge el concepto de agamia, una propuesta revolucionaria que desafía las convenciones tradicionales y abre camino a una nueva forma de relacionarse que se caracteriza por la ausencia de lo que se conoce como gamos, una unión entre dos personas que tiene al matrimonio como punto de referencia.
El amor y las relaciones están sufriendo una reestructuración en los últimos años. Atrás ha quedado para muchos la idea que ha perseguido durante siglos a los humanos: tener pareja y formar una familia como meta vital. Y ahora los individuos deciden cómo vivir sus vínculos afectivos.
Se trata de una crítica a la ideología amorosa/romántica que pone en duda al enamoramiento sugiriendo que dicho estado emocional no permite que las personas actúen racionalmente y las empuja a tener expectativas irreales. Algunos de sus devotos incluso llegan a argumentar que el amor, lejos de ser un sentimiento, es una ideología que dicta cómo deben ser las relaciones y, por ende, limita la libertad para elegir con quién desea uno establecer vínculos afectivos.
«Ir a indice»La relación gámica
Para acceder a la propuesta relacional de la agamia, primero hay que tener alguna base de su contrapopuesta, que es la relación gámica, a la cual se opone; y que está ubérrima de información en el siguiente enlace: https://www.agamia.es/ donde está muy explícita su fundamentación, y por tanto, imposible de ignorar.
Se conoce como “gamos” a la unión o casamiento sobrentendidos inspirados en el matrimonio objetivo y formal. Llamo “relación gámica” a aquélla cuya sustancia es un gamos. El sexo es el sacramento del gamos.
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Lo que llamamos “relación de pareja”, “noviazgo” o, simplemente, “relación”, no es otra cosa que una relación gámica. Los términos “compañerx”, “amigx especial” o “persona especial” son otros tantos sinónimos de “relación gámica”. El uso del concepto “relación” es subordinado por nuestra cultura a la relación gámica. Cualquier otra relación necesita ser especificada para dar a entender correctamente su naturaleza. Necesita además, y por ello, definirse, en primera instancia, en función de la presencia o ausencia de gamos. Se habla de “amistad” o “relación de amistad” allí donde existe una relación inespecífica sin gamos. Se habla de “relación laboral” allí donde hay una relación laboral sin gamos (mientras que, en presencia de gamos, se hablará de “relación con compañerx de trabajo”). Se habla de “amante” allí donde existe una relación sexual clandestina, en tanto que el sexo, o sacramento del gamos, es conculcado al evitar el establecimiento de un gamos.
La agamia es un modelo de relación consistente en la eliminación del gamos y la relación gámica, mediante la reconsideración y redistribución de los componentes de la relación gámica para su utilización libre en las relaciones. Según la terminología propuesta, el significado de “relación” se remite a su significado genérico de “vínculo o conexión entre seres”. De manera más o menos estrecha, todos los seres están vinculados. La relación o vínculo entre seres humanos es un término completamente inespecífico con respecto a las características de dicha relación. Cualquier determinación de la naturaleza de una relación deberá ser descrita por añadidura mediante la descripción de dichas características.
La agamia es, por tanto, el abandono del elemento sustancial de la estructura de nuestras relaciones actuales; un modelo diferente y opuesto al sistema monógamo heteronormativo, así como a cualquiera de sus alternativas, todas ellas gámicas.
La agamia es contraria al establecimiento de estándares de relaciones cuyo objetivo sea determinar los comportamientos que a dichos estándares les son propios. Entre esos estándares, la agamia rechaza con especial determinación el modelo de finalidad reproductiva centrado en la actividad sexual llamado “pareja”, y preconizado por la filosofía del amor. La agamia considera las relaciones como fenómenos dinámicos cuyo análisis sólo puede ser descriptivo y coyuntural, y cuyos objetivos sólo se preestablecerán en el marco de la realización de un bien. La agamia es la evitación activa de que un determinado estereotipo de relación, tradicionalmente llamada “amorosa”, subsuma al resto bajo su patrón. La agamia no establece modelos de relación, y los protocolos que puede generar son siempre modificables y subordinados a su eficacia.
«Ir a indice»La ‘agamia’, la nueva tendencia al alza en el mundo
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Ahora se suma un nuevo término que empieza a cobrar todo el sentido: la agamia, una palabra que si bien no está reconocida aún por la RAE, sí que tiene sentido saber a qué se refiere.
En resumidas cuentas, los solteros y solteras quieren seguir siéndolo, ya que no buscan la unión romántica entre dos personas a la que estamos acostumbrados. Otro punto a tener en cuenta, y a aclarar también, es que no todas las personas soltera practican la agamia. Y es que, un soltero puede desear tener una relación, sin embargo, la auténtica agamia es aquella en la que una persona, además de no tener pareja, no espera tenerla. Nunca.
La agamia va más allá y busca la liberación de las personas. Huye de los convencionalismos tradicionales para que los humanos establezcan una nueva forma de vincularse con el resto. De hecho, las relaciones amorosas dejan de ocupar el primer puesto para dotar de más importancia a la amistad.
Constituye una opción válida para aquellos que no sienten la necesidad de establecer relaciones íntimas con otras personas, ya sea temporal o permanentemente. La agamia puede ser una elección consciente o una orientación sexual o romántica en la que las personas no buscan ni desean establecer relaciones románticas o sexuales con otros.
La agamia puede tener ventajas y desventajas, dependiendo de la perspectiva de cada individuo. Algunas personas encuentran liberación en la agamia, ya que les permite centrarse en sí mismos, en sus propios intereses y en su propio crecimiento personal sin las distracciones de una relación romántica. También puede ser una opción para aquellos que han tenido experiencias negativas en relaciones anteriores y prefieren no involucrarse en relaciones románticas o sexuales en el futuro.
A diferencia de la poligamia, que significa tener más de una relación, la agamia se trata de establecer conexiones amorosos y afectivos con un grupo de personas. Así, las personas no se sienten atada a una pareja o varias personas.
‘Agamia’ proviene del griego, ‘a’ (“no” o “sin”) y ‘gamos’ (“unión íntima” o “matrimonio”) y se basa en la falta de interés que tiene un individuo por formar una relación amorosa/romántica con otra persona.
El concepto puede entenderse con una nueva forma de vivir la soltería. Las personas que adoptan la agamia en su vida dejan en un segundo plano el objetivo de vincularse a alguien para centrarse en uno mismo, aunque sin olvidar la necesidad humana de relacionarse con el resto.
"El que no formemos parejas no quiere decir que no nos relacionemos". Raquel Manchado
Quienes abogan por la agamia aseguran que el amor, lejos de ser un sentimiento, es una ideología que indica cómo han de ser nuestras relaciones. Raquel Manchado, directora y editora de Antorcha Ediciones, sobre esta ética relacional. “Se trata de una crítica a la ideología amorosa, pero el que no formemos parejas no quiere decir que no nos relacionemos ni que no sintamos apego o admiración. Lo que sí hacemos es poner en duda por ejemplo el enamoramiento, lo que no nos permite racionalizar y lo que nos empuja a lanzar expectativas ilegítimas. Es una herramienta para someternos y relacionarnos mal, y nosotras queremos relacionarnos bien”, explica.
Al ser culturalmente el amor o el ser amado diferente para hombres y mujeres, pues el imaginario nos inculca la idea de que hemos de ser queridas a costa de todo, la agamia se opone a un patrón de conducta vinculado con el paroxismo. “¿Qué se tiene que esperar cuando siento algo? Querer limitar el contacto con el mundo o la vida sexual, querer ser la más importante para el otro… Es un patrón ya escrito que se pone en marcha tras el enamoramiento. Pero si el enamoramiento es un sentimiento, ¿no tendría que poner en marcha semejante maquinaria? Es por ello un marco en el que enzarzamos la vida y las expectativas, no es un sentimiento”, asegura Raquel Manchado.
"El feminismo hace que ya no aceptemos cosas que antes sí aceptábamos". Aura García-Junco
El peso otorgado a la idea de exclusividad en una relación amorosa nos educa para aspirar a la utopía de descubrir “el amor verdadero”. Sin embargo, ese amor, lejos de traer consigo esa felicidad que promete, supone en muchos casos el origen de nuestras miserias. En este marco Aura García-Junco escribe ‘El día que aprendí que no sé amar’, donde nos invita a repensar los patrones que mantienen a la sociedad dividida en un binarismo que cosifica al otro. Hablamos con la autora sobre la desilusión generalizada que existe en el campo de las relaciones. “Querer abrazar un tipo de relación que dure toda la vida supone abrazar la irrealidad, porque las relaciones, en la mayoría de los casos, se terminan. Tiene que ver con el feminismo, con el sistema económico y con la inestabilidad que nos propone, que no sólo nos brinda una serie de incertidumbres que antes no existían. El capitalismo influye en cómo nos influenciamos. Por su parte el feminismo hace que ya no aceptemos cosas que antes sí aceptábamos, y los hombres se han quedado detrás de estas expectativas. Hay un desfase”, explica la autora.
Una persona ágama niega el concepto de género. Desde la agamia se propone la asunción personal de la indefinición de género. Al igual que no hay género, también cuestiona el sexo como lo hemos interpretado hasta ahora. Designificar el sexo es el objetivo de este modelo relacional y para ello convierte el sexo en erotismo, vaciándolo de deseo y de contenido y sobre todo liberándolo del amor. Igual pasa con el concepto de belleza al que relaciona con el concepto del bien: la belleza para la agamia es la búsqueda del bien, de su enaltecimiento a través del gusto. Para establecer este «gusto» ético y ágamo de lo que es bello se requiere poder leer en los cuerpos la belleza de una existencia, dejando de lado los cánones impuestos por el capitalismo patriarcal.
Fuente:
« https://afectosespeciales.com/glosario/ »
Como explica la sexóloga de la marca de juguetes eróticos Diversual en Heraldo de Aragón, Lucía Jiménez, alguien dentro de la agamia no tiene pareja y no las quiere tener. Por tanto, se trata de una defensa de la vida sin pareja, aunque las relaciones sexuales y el amor sí se contemplan en esta nueva perspectiva vital. Es más, esta concepción le da prioridad al autoconocimiento y la satisfacción sexual antes que el compromiso emocional o vital con otra persona.
Hablamos de personas independientes que deciden vivir solas sin compartir un hogar con una pareja. No se comprometen con nadie y se centran en su desarrollo personal. No contemplan el matrimonio ni el noviazgo en sus planes. La agamia rompe así con las normas tradicionales. Pero esto no quiere decir que se priven de experimentar el amor. Sus defensores pretenden liberarse para buscar una mayor honestidad en sus relaciones sin tener en cuenta el orden actual de la sociedad que favorece la vida en pareja.
“Son personas que cuestionan la noción que indica que solo es posible relacionarse a través del amor romántico y de la pareja. Para ellos, el matrimonio es visto como una limitación de la libertad individual y el no reconocimiento a la diversidad de las relaciones”, detalla la sexóloga y licenciada en Psicología, Sandra López (M.P. 61148).
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Es un modelo que se opone al sistema monógamo heteronormativo y que sostiene que la pareja es una estructura innecesaria. La comunicadora española y conductora del podcast feminista ‘Saldremos mejores’, Nerea Pérez de las Heras, informa en su programa que la agamia es una forma de microfeminismo dado que es “la sustitución de la jerarquía de las relaciones y los afectos que nos ha impuesto el patriarcado y que pone a la pareja heterosexual arriba de todo. Contrariamente, yo pongo a mis amigos como centro, tribu, núcleo de apoyo y comunicación”, expresa.
Laura Messina (M.N. 43441), psicoanalista de adultos, coincide con que ciertos movimientos sociales como el feminismo han ampliado este tipo de cuestiones que anulan el “cuento de hadas” que se les inculca a los niños desde pequeños. “La creencia del príncipe azul o de la ‘media naranja’ se fue rompiendo hasta dejar obsoleto el ideal de casarse y tener hijos por el de disponer de libertad para desarrollarse como persona”, explica.
Según revela, en cierto sentido, la agamia permite que quien la implemente no necesite de un otro para alcanzar la completud y ayuda a adquirir la capacidad de estar solo y conocerse en profundidad. Sin embargo, advierte que esta tendencia no debe interpretarse como una evasión de los vínculos afectivos: “No tener pareja como condición pone en evidencia alguna clase de problema vincular porque tener como premisa el no estar románticamente o evitar conocer a alguien es una forma de rechazo que puede estar fundamentada en experiencias pasadas”.
Haber sido traicionado, no querer ser lastimado nuevamente o tener miedo al compromiso emocional pueden ser algunas de las vivencias que anteceden a la decisión de apostar por la agamia. Quienes no las resuelven suelen optar la vía fácil y toman medidas radicales.
“A cualquier persona le va a resultar mucho más trabajoso estar en pareja que estar solo”, señala la Lic. Messina.
La profesional considera como esencial el saber que el amor implica aceptar al otro con sus defectos y evitar que pierda su identidad por capricho individual. “En estos vínculos modernos se plasma cómo cuando aparece algo que a uno no le gusta de la otra persona se corta todo de raíz. No existe ni se tolera la falla en el otro y, como consecuencia, prefieren acabar con la relación antes que hacer el trabajo de dialogar y salir adelante”, resalta.
"Deberíamos vivir en una sociedad que también acepte la soltería". Juliana Abaúnza
Por su parte Juliana Abaúnza, escritora de ‘Series largas, novios cortos’, aspira a poder vivir en un mundo en el que pasar la vida sin pareja sea tan respetado como vivir acorde al amor romántico dual. “Vivo la agamia desde incluso antes de saber que existía el término, y creo que el amor romántico sí tiene mucho que criticar. Sin embargo, no me gusta vivir mi vida en absolutos. Conozco a personas para quienes el amor romántico (deconstruido, conversado y trabajado) ha sido liberador y ha sido satisfactorio. Por ello, no me atrevo a decir cosas como que nunca nadie debería estar en pareja y nunca nadie debería enamorarse. Lo que sí digo es que, así como vivimos en una sociedad que acepta a las parejas y al amor romántico, deberíamos vivir en una sociedad que también acepte la soltería, la agamia, el arromanticismo, la no-monogamia y cualquier forma de vincularse y relacionarse que se salga de la norma”, explica. Indica que aunque la sociedad cada vez ve menos la solería como un fracaso, sí sigue viéndola “como algo raro, como un estado pasajero y transicional del que en algún momento se saldrá”.
Ya hemos señalado que el feminismo descentraliza el papel de las parejas, especialmente cuando se trata de una pareja heterosexual monógama. La agamia, aunque sobre el papel está clara, no es fácil de llevar a cabo en una sociedad que nos incita a tener pareja. Hablamos sobre esta problemática con Aura García-Junco. “Las relaciones no tienen que ser algo tan central, pero es más amplio en la enunciación que en la realidad, porque en la cotidianeidad la pareja sigue siendo la unidad mínima y la más importante en la vida de la gente. Es importante poner límites, porque la inercia te llevará a que sigas las relaciones más tradicionales y a que lleves a tu pareja incluso al café íntimo que te ibas a tomar con una amiga. Si de verdad queremos construir hacia otro lado, hemos de poner límites y comenzar a darle espacio y tiempo de calidad a amigos, proyectos comunitarios, proyectos de activismo… No es algo fácil, no sólo porque nuestra educación y nuestro contexto nos dicen que vayamos hacia la pareja, sino porque la propia pareja además te exige a veces una dinámica determinada. Por ello, requiere un esfuerzo, no es algo exento de sacrificios”, explica, sin dejar de mencionar que las redes sociales también influencian lo que consideramos es una relación ideal.
Para terminar con los aportes de Raquel Manchado, la directora y editora de Antorcha Ediciones lanza una pregunta final que sin duda, abre un nuevo debate. La autora señala que “la gente está muy enganchada a los dramas” y que cuando un amiga se enamora, recibe toda la atención del grupo y es capaz de monopolizar la conversación. Tras hablar de esta intensidad estéril, habla de cómo el enamoramiento normaliza ciertos actos que tilda de “aberrantes”. “Te exime de ser ética, y cuando la narrativa cultural te libera de eso y todos lo hacen, terminas por no plantearte nada. Como todo el mundo lo hace, hay quien chantajea y coarta en nombre del amor. ¿Y si el amor tiene que ver con los feminicidios?”, se pregunta. Y aquí dejamos un melón por abrir que sin duda, dará pie a un profundo debate.
También es importante reconocer que la agamia no es para todos, y algunas personas pueden encontrarla desafiante o poco satisfactoria. La mayoría de las personas son seres sociales por naturaleza, y las relaciones íntimas pueden ser una fuente importante de satisfacción y bienestar emocional. La agamia también puede enfrentar estigmas y juicios sociales, ya que la sociedad a menudo valora las relaciones románticas y sexuales como la norma.
«Ir a indice»¿Es el fin de las relaciones convencionales en España?
La psicóloga Jessica Prado Prado explica que el miedo al compromiso, también conocido como 'filofobia', se está disparando porque se ha pasado de una sociedad tradicional que sufría pánico por "no comprometerse nunca" y en la que se educaba a los niños con el objetivo de "casarse y formar una familia", a una sociedad en la que esto es totalmente secundario y "se prioriza la vida laboral, las metas individuales y las aspiraciones propias".
Asimismo, esta profesional de la psicología no considera que estemos avanzando hacia una "sociedad eternamente soltera", si no hacia "el fin de las relaciones convencionales". Así que seguiremos estableciendo vínculos, pero estos van a ser "diferentes a los que estamos acostumbrados" y cada vez va a haber "menos monogamia y relaciones que duren toda la vida".
En este sentido, asegura que esto "no es negativo". "Este aumento de exigencias o requisitos provoca que las relaciones monógamas que duren mucho sea porque realmente tienen conexión y pilares sanos y fuertes. Es un avance positivo siempre que se establezcan límites claros, se practique la comunicación y se priorice la empatía", concluye.
Lo cierto es que cada vez son más las personas que adoptan la agamia y esto puede explicarse porque se ha pasado de una sociedad que temía el no tener pareja y no comprometerse, a una que pone en el centro de su vida su trabajo y las metas personales.
Los datos del INE muestran que los españoles cada vez se casan menos, por lo que el número de solteros ha ido en aumento; según el informe de 2021 había 14.115.300 solteros en España (siete millones eran hombres y más de seis millones eran mujeres).Aunque la monogamia y matrimonio sigue siendo vistos como una forma de estar en pareja en los valores de sociedad, cada vez más personas se abren a experimentar nuevas formas de relacionarse en el amor, ya que nel formar una pareja y tener hijos está quedando en un plano más secundario. El poliamor ha ido cobrando más fuerza y muchas parejas deciden abrir la relación para no atarse a una única persona.
En esa misma línea argumentativa, y por la pertinencia a lo acá expuesto, está el Boletín de Estadísticas de Género realizado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación junto con el Instituto Nacional de la Mujer pone de manifiesto la cruda realidad matrimonial en la Argentina; “respecto a la situación conyugal, se destaca una mayor proporción de personas solteras, donde el 52.1% son varones y 45.7% son mujeres”, se expresa en el escrito.
«Ir a indice»¿En qué se diferencia con la monogamia?
Ahora bien, no hay que confundir la agamia con la monogamia. En el caso de la monogamia, el modelo de relación amorosa está basado en la exclusividad con el otro. Es decir, todo lo contrario a lo que ocurre con el poliamor, en la que la pareja puede tener dos o más relaciones afectivo-eróticas a la vez.
«Ir a indice»Los pilares de la agamia
De acuerdo con los expertos, estos son los pilares para entender la agamia:
- Rechazo al amor.
- Restablecimiento de la razón como máxima autoridad decisoria.
- Reintegración de las relaciones al ámbito de la ética.
- Rechazo radical del género.
- Rechazo a los cánones normativos de belleza y a las jerarquías de valor sociosexual.
- Rechazo a la sexualidad patriarcal a través del cuestionamiento del concepto ‘objeto de deseo’.
- Sustitución de los celos por la ‘indignación’.
- Sustitución de la familia por la ‘agrupación libre’.
«Ir a indice»@nomonodan Replying to @sisanku_kichwawasi #disidencia #DiveraidadRelacional #DiversidadAfectiva #poliamor #relacion #amor #modelosrelacionales #anarquiarelacional #nomonogamia #amorlibre #agamia ♬ Chill Vibes - Tollan Kim
Agamia ≠ poliamor y soltería
Diferencia con estar soltero:
- Usualmente, una persona soltera se encuentra en búsqueda o aspira a dar con un individuo con el que pueda entablar una relación amorosa y, por ende, entiende su soltería como un periodo de transición.
- Los agámicos parten de la premisa de que tener una pareja y/o estar en búsqueda de una condiciona la expresión vital de la persona, limitando sus comportamientos en otros contextos y con otras personas.
Diferencia con el poliamor:
- El poliamor defiende la idea de tener dos o más parejas y la agamia se aleja del concepto de relación y amor. “El poliamor acepta la posibilidad de amar a muchas personas al mismo tiempo sin tener exclusividad de la monogamia mientras que el otro niega esa idea”, dice Messina.
- La agamia no tiene como objetivo aniquilar completamente los vínculos, sino más bien explorar los tipos de uniones personales que se encuentren, pero de manera libre.
- En oposición al poliamor, los practicantes de la agamia priorizan el desarrollo de la sexualidad individual, brindando así más espacio y relevancia al autoconocimiento y disfrute sexual.
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Bibliografía Consultada:
« https://www.eltiempo.com/ »
« https://www.cosmopolitan.com/ »
« https://www.lanacion.com.ar/ »
« https://www.eleconomista.es/actualidad/ »
« https://www.elconfidencial.com/ »
« https://www.20minutos.es/ »
https://psicologiaymente.com/pareja/agamia https://www.glamour.mx/articulos/que-es-la-agamia-conoce-la-otra-forma-de-relacionarte-amorosamente-con-una-persona -->