miércoles, 3 de abril de 2024

Todo sobre una relación abierta

Relación abierta
  |  Relación abierta: los básicos para llevarla adelante con éxito (o abstenerse) | Image by: SHUTTERSTOCK

Durante muchos años el matrimonio y la monogamia han sido estrechamente vinculados a la religión y la base de quién somos, de aquello que está bien o mal y de como tendríamos que vivir, pero cada vez hay más personas que sienten que tener una relación o sexo con una sola persona durante un periodo de tiempo indefinido es demasiado difícil y/o antinatural y la sociedad actual parece evolucionar hacia una monogamia sucesiva donde se van teniendo más de una pareja estable a lo largo de nuestra vida.

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Preliminares

Desde la perspectiva biológica hay científicos que están de acuerdo en que seguramente no estamos diseñados para estar con una persona por siempre jamás, pero hay que destacar que la monogamia nos ha hecho muy bien a las sociedades humanas, y establecer unos lazos exclusivos y duraderos nos han permitido una evolución exitosa dentro de nuestros sistemas sociales. Por otro lado, esta construcción social puede ir acompañada de una moral o vergüenza que nos impida desviarnos, pero los humanos somos seres sexuados, nuestros cuerpos anhelan la diversidad, somos curiosos y tenemos nuestras fantasías.

Como alternativa por aquellas parejas que no desean una relación monógama existe una diversidad de relaciones amorosas que se pueden establecer entre las personas y no necesariamente comportar una ruptura en la relación de pareja. Una de estas opciones es “abrir la relación”.

Cada vez más parejas quieren experimentar lo que es tener una relación abierta y dan el paso para poner fin a la monogamia. Sin embargo, esto no siempre sale bien, pues hay que establecer una serie de reglas y estar ambos de acuerdo, no dejarse llevar el uno por el otro. Todo esto lleva a plantearse qué tipo de relación abierta es la más adecuada para cada uno, pues los conceptos y las diferentes modalidades que hay pueden llevar a confusión en muchos casos.

Lo primero de todo, una aclaración: una relación abierta no es un trío, y tampoco tiene por qué ser en absoluto poliamor, y por supuesto no es hacer la vista gorda cuando tu pareja echa "una cana al aire". Una relación abierta es aquélla cuyos miembros han realizado, digamos, un pacto de no exclusividad. Y no hablamos sólo o necesariamente de sexo. También de emociones, de organización, de estilo de vida...

Tampoco hay que confundir una relación abierta con lo que hoy llamamos una relación líquida. Como explicaba recientemente el psicólogo de iFeel Rafael San Román, las líquidas "podrían describirse como relaciones en las que se busca una estructura fácil, es decir, que las condiciones y acuerdos en que se basan puedan mutar ágilmente en lugar de ser sólidas, duraderas, predecibles". Usando una metáfora doméstica, en la relación líquida se asume que todo está cogido con pinzas. Y así, desde esa aceptación de la incertidumbre, se tira para adelante.

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Revisando definiciones

Las relaciones abiertas son relaciones en las que las parejas acuerdan tener la libertad de explorar conexiones románticas o sexuales con otras personas fuera de la relación principal. Esto puede implicar tener encuentros sexuales casuales, establecer relaciones emocionales o románticas, o ambos. Las relaciones abiertas se basan en la honestidad, la comunicación abierta y consensuada de todas las partes involucradas. Las parejas pueden establecer reglas y acuerdos específicos para su relación abierta, como la frecuencia de las citas con otras personas, el uso de protección, la divulgación de los encuentros, entre otros.
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Lara Ferreiro , psicóloga experta en relaciones de pareja, indica que una relación abierta es aquella en la que los integrantes de la pareja no consideran que la monogamia sea la única vía para mantener una relación estable y sana. "Esta decisión puede establecerse desde el principio o bien como una nueva forma de enfocar la relación, pero lo que es una realidad es que en la última década ha ido en aumento".

Los miembros de una relación abierta –explica Soraya Calvo, doctora en Educación, sexóloga y profesora de la Universidad de Oviedo– pueden tener relaciones íntimas con otras personas sin que esto suponga cuestionarse el amor sentido, el respeto o la lealtad .

Para Ruth González Ousset, sexóloga, psicoterapeuta y profesora de terapia sexual y de pareja en la Universidad Autónoma de Madrid,"el guion social nos hace pensar que la monogamia es la única opción cuando en realidad hay múltiples opciones". Así, esta dinámica funciona en muchas parejas, aunque para el monógamo más convencido pueda parecer imposible.

"Hay personas que se encuentran muy bien en el modelo de la monogamia y no sienten ningún tipo de atracción por nadie que no sea su pareja", comenta González Ousset. Sin embargo, también se da el caso de personas que sí se sienten atraídas por otras, pero solo el hecho de imaginarse a su pareja teniendo sexo con otros, les atormenta y no dan el paso de abrir la relación.

En cualquier caso, es importante entender que, porque la fórmula sea beneficiosa para algunos, no quiere decir que todos puedan estar cómodos en una dinámica así.

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Tipos de relaciones abiertas

Lara Ferreiro expone las diferentes modalidades de relaciones abiertas que hay:

- Abierta en lo emocional . Pueden vincularse con otras personas, pero sin besos ni sexo.

- Abierta en lo sexual . Aquí se puede tener sexo con otras personas, pero no pueden vincularse emocionalmente.

También puede darse la combinación de ambas.

- Relación abierta platónica . Se permiten los coqueteos con otras personas, ya sea de forma virtual o presencial, pero sin llegar a tener sexo.

- Intercambio de parejas . Ambos acuerdan que pueden tener relaciones sexuales con terceros dentro de un contexto 'swinger', donde pueden tener múltiples encuentros con diferentes personas.

- ' Monogamish '. Esto es una relación semi-abierta, donde se permite que la pareja tenga encuentros con otras personas solo, por ejemplo, tres veces al año.

- Poliamor . Relaciones afectivo-sexuales con varias personas, es decir, tienes varios novios o novias.

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¿Cuáles son sus límites?

Porque todo en la vida tiene límites, y en una pareja abierta son los que se pactan para la relación. Un libro muy interesante para comprender no sólo cómo funciona sino las dudas, inseguridades y riesgos a los que nos enfrenta una relación abierta es la novela recién publicada por Paidós 'Abierta', de la periodista Rachel Krantz. En ella, una chica de 27 años que sigue esperando al hombre de su vida conoce a Adam, un hombre que le plantea que está buscando una relación seria, aunque no exclusiva. Intrigada pero muy enamorada, Rachel acepta, aunque llena de dudas, la propuesta.

"Adam no dejaba de recordarme que la no monogamia tenía que ver con mi autonomía corporal y no con su apetito por otras mujeres. Yo debía poder tomar las decisiones que quisiera en la vida. Él jamás se creería dueño de mis experiencias futuras. 'Para mí, el amor es otra cosa -solía decir-. Además, creo que es la mejor forma de conservarte. Todavía eres joven, no te has cansado de tener aventuras". Aquello me conmovía, y sabía que tenía razón". Este párrafo resume a la perfección algunos de los argumentos básicos en defensa de las relaciones abiertas:libertad de decisión, conservación de la autonomía personal,perpetuación del amor gracias a la ausencia de lo que se considera una exclusividad castradora.

La cuestión, como la propia Rachel explica en el siguiente párrafo... es que tal vez no estamos diseñados, o mejor dicho, 'culturalmente configurados' para lo anterior. "El problema era que no me gustaba nada la idea de que él se viera con otras personas, y me asustaba que yo no terminara haciéndolo". Y aquí se expresa una de las primeras claves para que una relación abierta funciones: ambos miembros de la pareja deben estar totalmente de acuerdo en que se trata de la fórmula que desean para sus vidas. No es lo mismodesear una pareja abierta que aceptar una pareja abierta porque nos la ponen como condición, o por no defraudar las expectativas del otro. En concreto en la historia narrada por Rachel Krantz, la relación abierta parte de una asimetría que no augura nada bueno: "A mucha velocidad nos estábamos instalando en una dinámica de poder de dominador/sumisa no escrita".

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¿Relaciones abiertas para tapar 'agujeros'?

Otro tema importante es en que momento de la relación se pacta tener una pareja abierta. Si es al principio, digamos que como una condición para la relación, o, algo típico, se plantea cuando la pareja empieza a entrar en declive, un equivalente, guardando las distancias, al clásico tener un hijo para salvar un matrimonio.

Rachel Krantz relata en su libro el caso de una larga pareja abierta que su partenaire, Adam, ha mantenido en el pasado con una mujer llamada Ramona. "Durante esa relación había tenido otras dos parejas secundarias, Molly y Faith, a quienes veía más o menos una vez a la semana. Con el tiempo, Molly terminó queriendo un compromiso más serio del que él se veía dispuesto a darle. Finalmente, Ramona y Adam apenas mantenían relaciones sexuales a causa de la falta de deseo de él. Las tres terminaron dejándolo. La historia me sonaba como un cuento con moraleja, confirmado por el estereotipo de la no monogamia según el cual una persona no se siente atraída por su pareja, pero no quiere dejarla".

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Una búsqueda de coherencia que exige cambios profundos

El libro de Krantz aporta un dato muy interesante. En Estados Unidos, cerca del 22% de las personas han tenido relaciones no monógamas consensuadas en algún momento de sus vidas. Entonces, si tanta gente lo hace, por qué la infidelidad sigue superando al pacto. Krantz menciona un estudio publicado en 'Journal of Sex and Marital Therapy' que pretendía dar respuesta, siquiera parcialmente a esta pregunta: "La marginación de la no monogamia tal vez sea más un reflejo de la incomodidad que sentimos ante nuestra propia incapacidad de mantener un estilo de vida monógamo que resulta tan astrigente, o quizá una expresión de un sistema opresor que nos aprieta".

Nadie duda de que el planteamiento de una relación abierta, por muy transgresora que aún nos pueda parecer (no tanto, si tenemos en cuenta los datos del CIS. Nada menos que el 47,4% de los españoles cree que una persona puede mantener dos o más relacionesafectivosexuales a la vez) es una expresión de honestidad. ¿Pero cómo afrontar la superación de obstáculos emocionales como los celos, por muy convencidos que estemos de que la pareja abierta es la opción que más encajaría con nosotros?

Jorge N. Ferrer ('Novogamia', Oberón) responde a la cuestión con un concepto: la compersión. La compersión es un estado empático de felicidad y deleite que experimentamos cuando otro individuo siente felicidad y deleite. Un ejemplo clásico: la felicidad que sentimos cuando nuestros hijos, o nuestros amigos, consiguen un logro que los hace muy felices. Para Ferrer, "aunque muchos manuales de poliamor hablan de la compersión, ninguno nos dice cómo demonios se puede ejercitar".

Y a continuación el psicólogo clínico ofrece una práctica inspirada en técnicas de meditación budista que considera efectiva para cultivar la compersión. La práctica es larga, y no podemos reproducirla aquí, pero básicamente consiste en un ejercicio de relación profunda donde se visualiza primero a la pareja, repitiendo un mantra de felicidad hacia ella y después se visualiza a la tercera persona, a la que también se le dedican pensamientos y palabras de felicidad y bienestar. En la práctica también hay que tomar conciencia de cómo te sientes física, emocional y mentalmente. Se puede hacer solo o en compañía de la pareja o incluso de la persona que despierta nuestros celos.

"Soy consciente de que la práctica puede parecer algo rara o contradictoria", explica Ferrer; "además de ciertos impulsos arcaicos que todos llevamos dentro, el monocentrismo nos ha enseñado que sentir rechazo y hostilidad hacia cualquier posible rival romántico es no sólo normal, sino también bueno y necesario (por ejemplo, para proteger nuestra relación)". Sin embargo, dice más adelante, "los budistas practican la alegría empática tanto hacia sus seres queridos como hacia sus 'enemigos'. La clave aquí es que desear genuinamente la felicidad de los demás contrarresta la tendencia egoica -y en última instancia cotraproducente- de separar el propio bienestar del de los demás. Por tanto, esta práctica fomenta un sentido expandido del yo que relaja tensiones internas y ayuda a trasformar las emociones negativas con una mayor facilidad".

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¿Entonces, ¿son mejores o peores las relaciones abiertas?

Jorge N. Ferrer lo tiene muy claro: "Ningún estilo relacional es superior u óptimo en sí mismo o para todo el mundo". Por el contrario: "Todos los estilos relacionales pueden ser 'mejores' o 'peores' en diferentes aspectos -como propiciar una mayor satisfacción sexual, sanación sexoafectiva o emancipacón social- dependiendo del contexto y momento de cada persona". También advierte Ferrer de que "todos los estilos de relación pueden convertirse en ideologías limitadoras cuando se adoptan en una situación de ignorancia o por imposición social, o cuando se defienden como superiores universalmente (narcisismo relacional)". Y nos quedamos con su último consejo: "En última instancia, lo importante es 'conocerse a uno mismo', ser honesto con los demás, estar abiertos a las llamadas y sincronicidades de la vida y vivir el tipo de relación que esté más alineado con nuestro crecimiento personal, teniendo en cuenta el impacto de nuestras acciones sobre los demás".

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¿Qué tener en cuenta si quieres abrir la relación?

Si una pareja decide dar el paso y abrir su relación, no es una decisión que se pueda «tomar a lo loco», sino que se deben tener en cuenta muchos factores. "Una buena comunicación por sí sola no sería suficiente", apunta González Ousset.

El primer paso debe ser analizar cómo está la relación «en el aquí y ahora» y después, "hacer una reflexión en profundidad de cómo se quiere abrir la relación", comenta la sexóloga. "Se pueden hablar muchas cosas: con qué frecuencia se puede ver a otras personas, si se puede repetir, qué sienten cuando están con otros, si se lo van a contar o prefieren no saberlo, quiénes están en la relación principal y quiénes en las secundarias…".

Añade Valérie Tasso que la regulación y el acuerdo de la 'apertura' deben abordar hasta los más mínimos detalles, "de forma que ningún miembro de la pareja pueda resultar dañado, sentirse despreciado o que irrumpa ese estado emocional en el que ya nada cabe negociar: los celos ".

"He visto que suele haber una parte de la pareja que es quien la propone, que suele ser el hombre, y la otra que se deja llevar , pero luego estos quieren volver a cerrar la relación y las mujeres en cambio quieren continuar en muchos casos aunque en un primer momento no quería abrir la relación", manifiesta Ferreiro.

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¿Qué tipos de pareja suelen abrir la relación?

Es difícil determinar en qué tipo de parejas son más comunes estas dinámicas, pues tal como explica Calvo, estamos ante un concepto que todavía es un tabú, ya que "supone una ruptura determinante del concepto de 'pareja romántica' y pone en tela de juicio la normatividad en torno al género y el deseo erótico". Añade que, por ejemplo, «muchas parejas de largo recorrido tienen relaciones abiertas sin que su entorno lo sepa».

Ferreiro señala que las parejas que más suelen dar el paso de abrir la relación son las aventureras, aquellas que quieren 'explorar nuevos mundos', las que ya no están enamoradas o aquellas que están aburridas sexualmente o no encuentran satisfacción en su pareja. Según un estudio de Ashley Madison, plataforma de citas extramatrimoniales, el 65% de las mujeres no llegan al orgasmo con su marido. Así, hay quienes prefieren abrir la relación para evitar un divorcio cuando hay niños de por medio.

Las expertas consultadas coinciden en que es más fácil para una pareja duradera el adentrarse en una relación abierta. Tasso señala que "suele darse en parejas de largo recorrido, que se aman y que tienen la suficiente madurez emocional y conocimiento". Puntualiza que, al referirse a parejas que "se aman», habla de que, cuando el noviazgo es reciente y todavía se está en ese estado transitorio de enamoramiento, es difícil «explicar que la privatización del deseo no tiene por qué estar relacionada con el amor".

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Claves y sugerencias para hacer que una relación abierta funcione

Antes de iniciar una relación abierta, se tiene que tener en cuenta que:

• Si actualmente hay problemas en la relación, permitir que entren otras personas no los solucionará sino que los empeorará. Hay que tener una relación sólida para que una relación abierta sea exitosa, es necesario priorizar la comunicación, la colaboración, la honestidad y respeto. Aspectos que su importantes en cualquier relación.
• Es imprescindible que cada miembro de la pareja sea completamente honesto con sí mismo. Que de verdad se quiera para un mismo y no se está haciendo para complacer a la pareja y no caer, así, en resentimientos que pueden producir la ruptura de la pareja.
• Una relación abierta requiere de una enorme cantidad de confianza en la relación, pero también de una confianza tanto en un mismo como en la otra persona.
• En algún momento de la relación abierta se experimentarán sentimientos de aprensión, celos y quizás enojo; son emociones normales y serán saludables cuando se puedan identificar y reconocer que no son obstáculos sino que se pueden superar con el razonamiento del porque han surgido y la lógica de que en un momento u otro es inevitable que surjan. La comunicación y honestidad con la pareja ayudará a fortalecer la relación.
• Nuestras emociones son más fuertes que nuestra lógica, de forma que a pesar de que digamos lógicamente que no nos permitiremos enamorarnos de la otra persona no significa que esto no suceda. Se necesita de la capacidad de separar el amor del sexo y marcarse límites, hay que ser honesto con un mismo y con la pareja a sabiendas de que esto no siempre es fácil.
• Es importante establecer límites físicos y sexuales. Qué actos sexuales están dentro o fuera de estos para hacer una buena gestión del riesgo sexual.
• Más que establecer límites o reglas con la pareja, hay que establecer acuerdos puesto que ofrece un enfoque especialmente empático por las parejas que quieren introducir en una tercera persona a su relación. Los acuerdos pueden ser renegociados por cualquier de las dos partes.

Lo más importante de todo es que tú tienes que decidir qué tipo de relación quieres y funciona contigo (monógama, polígama, abierta…) y que siempre se puede cambiar de opinión. Es tu vida y tu cuerpo. Lo más importante es la relación contigo mismo.

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Bibliografía consultada:

 

« https://www.elmundo.es/ »

« https://www.abc.es/ »

« https://centrepsico-lleida.es/ »