domingo, 14 de abril de 2024

Sobre el voyeurismo

voyeurismo
Voyeurismo: Excitarse mirando a distancia

Según diversas teorías psicoanalíticas, de corte lacaniano, el ser humano nace con la necesidad de mirar, de subjetivar su contexto a través de la mirada. Es lo que se llamaría pulsión escópica. Para estas corrientes los humanos somos seres escópicos, tenemos la necesidad de mirar y gozamos con ello.

Cuando este goce de mirar al otro se convierte en excitación sexual, entonces ya podemos hablar de voyeurismo, el cual se caracteriza por alcanzar la excitación sexual mediante la observación de personas desnudas o realizando alguna actividad sexual, sin el conocimiento de estas.

¿Qué es el voyeurismo?

La palabra voyeur, de origen francés, deriva del verbo voir (ver), junto con el sufijo de agente -eur, y su traducción literal es “el que ve”, por eso se les suele llamar "mirones".

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El voyeurista o mirón (o fisgón) espiando víctimas femeninas desprevenidas

El voyeurismo es en realidad un derivado del término escopofilia que significa placer de ver. Entonces se disfruta viendo a los demás. Pero cuando se mira a las personas por la satisfacción sexual que se obtiene de ellas, hablamos de voyeurismo. Así que se puede pensar en el voyeurismo como una escopofilia en forma extrema, donde mirar furtivamente está relacionado con la satisfacción sexual. 

Según el ámbito clínico, un voyeur o voyeurista es aquella persona que busca obtener excitación sexual al observar a otra persona, o a grupos, generalmente a escondidas, que desprevenido se está desvistiendo, que está desnudo, que exhiben sus genitales o en plena actividad sexual, sin embargo, esta conducta no implica ninguna actividad sexual posterior por parte de la persona que observa.

Por lo general quienes presentan esta conducta, no participan de la actividad sexual observada.

El trastorno voyeurista consiste en responder a los impulsos y fantasías voyeuristas o en estar angustiado o ser incapaz de funcionar a causa de esos impulsos y fantasías.

El voyeurismo puede llegar a alcanzar el grado de parafilia, considerándose en ocasiones como un trastorno. El llamado trastorno de voyeurismo implica llevar a cabo los impulsos y fantasías de tipo voyeurista sin el consentimiento de la otra persona; experimentando un malestar significativo o un deterioro funcional debido a tales deseos o impulsos.

Una traducción literal podría ser «mirón», «Pervertido» u «observador», con la connotación peyorativa del caso. Con esta misma finalidad, en Venezuela se suele emplear la palabra «buzo» de manera coloquial, igualmente en contexto peyorativo (la acción se denomina «bucear»). En Cuba, se emplea el vocablo en el argot popular "tirador".

Para el gusto voyerista se han creado los llamados peep shows, que son actuaciones que se realizan en vivo en las tiendas eróticas o que se observan en la red Internet por medio de una cámara web. Estos espectáculos suelen mostrar a mujeres que fingen no saber que son observadas durante el acto de desnudarse o mientras se masturban.

Por extensión, el término se utiliza también en un amplio contexto: por ejemplo, se habla del «voyeurismo del telespectador» frente a unas imágenes o acontecimientos relacionados con las personas y su intimidad o su desnudo.

La palabra «voyerista» o «mirón» se puede definir asimismo como alguien que disfruta siendo testigo de situaciones de sufrimiento o desgracia de otras personas (schadenfreude).

El voyeurismo según la práctica clínica

Pero no todas las prácticas voyeuristas pueden considerarse patológicas. Es cierto que si nos ceñimos a la definición tradicional de parafilia: comportamiento sexual cuya fuente principal de placer se sitúa fuera del coito, el voyeurismo puede ser considerado como tal.

Ahora bien, ni todo comportamiento voyeurístico es parafílico, no las todas las parafilias pueden considerarse patológicas por sí mismas. Todo dependerá del grado de interferencia en la vida sexual y no sexual de la persona, y del posterior malestar o deterioro de esta.

La mayoría de personas que tienen intereses parafílicos no cumplen los criterios clínicos para el trastorno parafílico. Estos criterios se resumen dos puntos:

  • Los comportamientos, deseos o fantasías de la persona le provocan un malestar clínicamente significativo, un deterioro funcional o causen daños a terceros.
  • Este conjunto de comportamientos debe darse durante más de seis meses.
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Créditos de imagen: https://stock.adobe.com/id=444994975

El anhelo de observar a otras personas en contextos sexuales es muy frecuente, y no puede ser considerado anómalo en sí mismo. Estas conductas tienen a comenzar en la época adolescente o a principios de la vida adulta.Sin embargo, si durante el transcurso de este se convierte en patológico, la persona acaba invirtiendo un tiempo considerable en la búsqueda de oportunidades para mirar a otros; obstruyendo el resto de responsabilidades o actividades diarias.

El voyeurismo es una forma de parafilia. La mayoría de las personas con tendencias voyeuristas no tienen un trastorno voyeurista.

En el voyeurismo, es el acto de mirar (espiar) el que produce la excitación y no el hecho de mantener una relación sexual con la persona observada. Los voyeurs no buscan el contacto sexual con las personas observadas. Cuando observan a personas sin que estas consientan, pueden tener problemas legales.

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El voyeurismo generalmente comienza durante la adolescencia o en los primeros años de la edad adulta. Es frecuente un cierto grado de voyeurismo, con mayor frecuencia en chicos y hombres adultos, pero cada vez es más frecuente en mujeres. La sociedad a menudo contempla las formas leves de este comportamiento como algo dentro de la normalidad, siempre y cuando los implicados sean adultos que consienten en ello. Ver en privado imágenes y programas sexualmente explícitos disponibles en Internet no se considera voyeurismo porque carece del elemento de observación secreta, que es el sello distintivo del voyeurismo. Sin embargo, la miniaturización de las cámaras de vigilancia y el uso generalizado de las cámaras de los teléfonos celulares han dado lugar al voyeurismo de video, que consiste en la filmación no consentida de personas desvistiéndose o manteniendo relaciones sexuales. Esta actividad es cada vez más frecuente y generalmente se considera un delito en la mayoría de los países.

En privado, es más frecuente el hombre que desea ver (y que constituye la clientela mayoritaria de las imágenes pornográficas). Ciertamente, una mujer puede excitarse al ver a una pareja hacer el amor, pero más bien tenderá a identificarse con la otra mujer y no permanecer fuera, como una simple observadora. 

La mayoría de las féminas prefieren mostrar en lugar de mirar y disfrutan posar para su pareja cuando se les pide. Un deseo banal que no tiene nada de perverso y que muchas veces sirve de preludio en la intimidad. Por tanto, el voyerismo es un impulso normal, pero puede, sin embargo, representar un problema cuando se vuelve imprescindible para acceder al placer

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El voyeurismo cada vez es más frecuente en mujeres.

El trastorno voyeurista es una de las parafilias más frecuentes y tiene una incidencia mucho mayor entre los varones. La proporción de voyeurs entre hombres y mujeres se encuentra entre 2: 1 y 3: 1. Lo poco que se sabe sobre el trastorno voyeurista se obtiene en gran medida de las personas que han sido encarceladas por este comportamiento. Muchos delincuentes también pueden ser hipersexuales y sufrir alguna u otras varias afecciones de salud mental, como trastorno exhibicionista, depresión, trastorno de conducta o trastorno de personalidad antisocial.

Cuando el voyeurismo es un trastorno, el voyeur pasa mucho tiempo buscando ocasiones para observar. Como resultado, pueden descuidar aspectos importantes de su vida y no cumplir con sus responsabilidades. El voyeurismo puede llegar a ser el método preferido de actividad sexual y el voyeur puede pasarse innumerables horas espiando.

La persona voyerista suele observar la situación desde lejos, bien mirando por la cerradura de una puerta, o por un resquicio, o utilizando medios técnicos como un espejo, una cámara portátil con linterna pegada debajo de la mesa, etc. La masturbación acompaña a menudo al acto voyerista.

Ambas conductas poseen un fuerte componente compulsivo, irrefrenable, mostrando en los sujetos aumento de su tasa cardíaca y sudoración ante la aparición de estímulos relacionados con dichas actividades. Estos efectos físicos desaparecen tras la realización del acto voyerista.

Un voyeur obtiene sentimientos de lujuria al mirar a una o más personas que están total o parcialmente desnudas. Esto podría ser, por ejemplo, al vestirse, desvestirse y lavarse. A veces, un voyeur va un paso más allá al mirar a una pareja que hace el amor. La persona o individuos que están siendo observados, por lo general, ignoran este hecho.

El voyeurismo es un concepto amplio, por ejemplo, ¿eres un voyeur cuando vas a un área naturista para mirar a personas desnudas?, ¿o un chico es un voyeur cuando ve a una chica desnudándose en vivo a través de la webcam?, ¿sólo eres un mirón si ves a tu vecino en el vestuario de la piscina, a través de una rendija o en la parte superior del cubículo? 

Es difícil trazar una línea entre ellos, pero un voyeur real solo se excita cuando mira a la gente que se desviste o tiene sexo entre ellos, desconociendo que son observados. La posibilidad de descubrimiento lo hace más emocionante. Los voyeuristas son en su mayoría hombres.

La forma en que un mirón selecciona a sus víctimas varía de una persona a otra. A veces pasa al azar, por ejemplo, cuando se mira por una ventana donde una mujer se está desnudando en ese momento y, otras veces elige, a la persona que mira. Esto puede suceder en el supermercado, por ejemplo. Puede desarrollar una obsesión con esta víctima y eso incluso puede convertirse en acecho. 

En muchos casos, el voyeur y la persona que ve no se conocen. Un voyeur tampoco suele tener contacto sexual con el sujeto escogido para satisfacer estos impulsos. Puede fantasear con ello, pero por lo general el mirón no pasa de ahí.

¿Cómo funciona un voyeur?

El voyeurismo no es algo reciente. Pero la tecnología actual hace que sea mucho más fácil para un voyeur adaptarse a su fetiche. Hay muchas estrategias para ver a alguien desvestirse o tener relaciones sexuales sin que nadie se dé cuenta. Por ejemplo, puede observar desde la distancia cómo una pareja tiene relaciones sexuales en el bosque o en el automóvil. Esta es una forma bastante fácil de conseguir lo que desea. 

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El voyeurismo es favorecido por la tecnología.

Además, por la noche, el voyeur puede mirar por medio de las cortinas que no están completamente cerradas con la esperanza de ver a una mujer desnudándose. En los tiempos que corren, un mirón puede fácilmente sacarle provecho al valor de su dinero. Todo lo que tiene que hacer es comprar un teleobjetivo gigante, binoculares o un visor de estrellas. Con estos elementos se puede espiar fácilmente a alguien desde una larga distancia.

Cuando un mirón ha encontrado una víctima, puede ir a su casa a horas determinadas (generalmente cuando está oscuro) y espiarla con la cámara y el teleobjetivo. Lo grabado a menudo se vuelve a ver en casa y el voyeur se satisface a sí mismo. También puede autocomplacerse mientras observa.

Por lo tanto, mirar a una persona sin darse cuenta es bastante fácil. Incluso si vive en el último piso de un condominio, es posible que lo espíen. El alcance de un teleobjetivo o telescopio es enorme.

Síntomas y señales

Habitualmente, una persona voyeurista o voyeur tiene a observar la escena sexual desdecierta distancia y, ocasionalmente, escondido. Observando a través, de resquicios o cerraduras o mediante la utilización de objetos como espejos o cámaras.

Este comportamiento se acompaña, ocasionalmente, de actividades masturbatorias; pero no es una condición necesaria para la práctica del voyeurismo. Además, el riesgo de ser descubierto actúa como potenciador de la excitación.

A menudo, esta disposición voyeurista se acompaña de tendencias exhibicionistas. Es decir, la persona disfruta de mostrarse, de forma más o menos abierta, semidesnudo o completamente desnudo. Tanto el voyeurismo como el exhibicionismo poseen un un gran componente compulsivo e irrefrenable. En ambos, antes y durante cada comportamiento sexual, aumenta la tasa de sudoración y la tasa cardíaca ante la aparición de estímulos relacionados con dichas actividades; efectos que desaparecen tras la realización del acto voyeurista.

Es más frecuente en hombres, mayoritariamente heterosexuales, ya que es el hombre el que depende más del sentido de la vista para alcanzar la excitación sexual. Estos voyeurs puede que fueran agredidos sexualmente en la infancia, e incluso violados, en ocasiones recibieron una educación muy estricta en la infancia, fueron adolescentes tímidos con dificultades para iniciar o mantener relaciones de pareja. En ocasiones son personas con niveles altos de testosterona.

A la tendencia voyeurista se le asocia frecuentemente la tendencia exhibicionista, esto es, disfrutar mostrándose, más o menos abiertamente, semidesnudo o completamente desnudo. Ambas conductas poseen un fuerte componente compulsivo, irrefrenable, mostrando los sujetos aumento de su tasa cardíaca y sudoración ante la aparición de estímulos relacionados con dichas actividades. Estos efectos físicos desaparecen tras la realización del acto voyeurista.

Es necesario distinguir también, entre voyeurismo y la sola excitación por contemplar un cuerpo desnudo. La principal diferencia estriba en que en el voyeurismo no existe conocimiento y/o consentimiento por parte de la persona observada, mientras que en el resto de actividades sexuales se da por sentado que sí que la hay. Siendo tal contemplación de la desnudez una parte dentro de la actividad sexual, y no la totalidad de esta.

Por lo que respecta a las características de personalidad de un voyeurista, estas conductas suelen relacionarse con personas que han sido tímidas durante la adolescencia, siendo necesario destacar que no son sujetos propensos a poseer rasgos especialmente patológicos.

Otro término relacionado con el voyeurismo, pero algo diferente, es el candaulismo, nombre que proviene de un personaje histórico Candaules, último rey de la dinastía Heráclida. Esta expresión hace referencia a un comportamiento en el cual la persona que observa obtiene placer al observar a su pareja manteniendo relaciones sexuales con otra persona.

Los médicos diagnostican un trastorno voyeurista cuando presenta los siguientes síntomas:

  • Los afectados se han excitado de forma repetida e intensa observando desprevenidamente a una persona que se encuentra desnuda, desvistiéndose o participando en actividades sexuales, y la excitación se ha expresado en forma de fantasías, impulsos o comportamientos.
  • Como resultado, los afectados se sienten muy afligidos o son menos capaces de funcionar bien (en el trabajo, con su familia o en interacciones con amigos), o han actuado según sus impulsos con una persona que no ha dado su consentimiento.
  • Han sufrido la enfermedad durante 6 meses o más.

Voyeurismo y exhibicionismo

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El complemento del voyeurismo es el exhibicionismo. En el exhibicionismo, se disfruta sexualmente que le miren. A un exhibicionista le gusta mostrar su cuerpo (parcialmente) desnudo a personas desprevenidas. Entonces le gusta que le miren y lo disfruta sexualmente. Parece que el voyeurismo y el exhibicionismo se complementan muy bien. 

A un exhibicionista le gusta mostrar su cuerpo desnudo a los demás. A un voyeur le gusta mirar mientras el otro está desnudo. En cualquier caso, mirar o desvestirse constituye felicidad y satisfacción sexual. Tanto en un voyeur como en un exhibicionista, esto puede conducir a la autogratificación. En realidad, nunca se toma ninguna medida con la víctima.

Parece que ambos fetiches coinciden, pero en la práctica esto no funciona muy bien. Por ejemplo, en un club de sexo, un mirón puede mirar a través de las rejillas a una pareja que hace el amor, pero este duo ve estos agujeros y sabe que pueden ser observados. Probablemente piensen que esta es una situación en la que todos ganan porque el voyeur puede mirar a una pareja sexual y los exhibicionistas (la pareja besándose) disfrutan que los observen. 

Sin embargo, esta combinación no funciona para los verdaderos voyeurs y exhibicionistas. Para un voyeur, precisamente el placer está en que su víctima no sepa en absoluto que alguien está mirando. En el caso del club de sexo, el voyeur sabe que el exhibicionista está conciente de que lo están observando

Un exhibicionista se excita principalmente de las reacciones que obtiene, como conmoción, sorpresa, aversión e ira. Con un voyeur no obtendrá estas reacciones. Por tanto, los voyeurs y los exhibicionistas no son una pareja hecha en el cielo.

Tratamiento

Como se menciona anteriormente, son pocas las personas con gustos voyeuristas en las que la conducta acaba derivando en trastorno; ya que para la gran mayoría de ellos estos comportamientos no suponen un problema ni en su vida diaria ni para su salud psicológica.

Por lo tanto, también son pocas las personas que se derivan a los centros de psiquiatría o salud mental. En la mayoría de los casos estos pacientes son derivados a estas unidades tras haber infringido la ley y haber sido condenados como agresores sexuales. En este caso, el trastorno por voyeurismo tiene dos vías de actuación:

  • Psicoterapia junto con asistencia a grupos de apoyo e inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), estos últimos para paliar los actos compulsivos de mirar.
  • Medicamentos antiandrógenos en casos muy graves.

Cuando los ISRS no son eficaces, debido a la gravedad del trastorno, se pasa a considerar los medicamentos para reducir los niveles de testosterona e inhibidores de la libido. Esta medicación, más conocida como antiandrógenos, no disminuye directamente los niveles de testosterona; sino que al incluir agonistas de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH) y acetato de medroxiprogesterona de depósito estos inician una reacción hormonal en cadena que sí reduce la producción de testosterona.

Dado la agresividad de este tratamiento y sus efectos secundarios se requiere del consentimiento informado del paciente y de un riguroso de la función hepática y las concentraciones séricas de testosterona.

Penalización de las conductas voyeuristas

En ciertas culturas el voyeurismo está considerado una perversión y en varios países se califica como un delito sexual.

  • Reino Unido agregó este comportamiento al Sexual Offences Act of 20013, criminalizando así el acto de observar a alguien sin su consentimiento.
  • A finales de 2005, Canadá promulgó una ley similar, declarando el voyeurismo como un delito sexual.
  • EE.UU. también penaliza esta práctica en nueve de sus estados.

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Bibliografía consultada:

 

« https://primeralinea.es/ »

« https://psicologiaymente.com/ »

« https://www.msdmanuals.com/ »

« https://www.wikipedia.com/ »